Dejaré de buscar una nueva familia (10)
Capítulo 10
—Sal, salva... ¡Argh! —El asustado Gamal gritó cubriéndose la cabeza con ambos brazos.
«¡Kwakkuk!»
Leticia puso la daga en su abdomen con sus tiernas manos y su viejo vestido se cubrió de sangre roja.
—Ugh. ¡Hah, hah!
Al escuchar los gritos de Gamal, Leticia retrocedió y no pudo ponerse de pie correctamente porque se apuñaló con todas sus fuerzas.
«¡Chaeng-grang!»
Lentamente, sacó la daga con que se había apuñalado y la daga del Sacerdote en la mano de Leticia cayó al suelo.
—Voy a arruinar tu vida correctamente.
Leticia torció sus labios ensangrentados y se rió.
Esa fue la mejor venganza que ella pudo hacer y la forma en que pudo consolar a los niños muertos.
—¡Mmm, perra loca! ¡Estás loca, de verdad! Tengo que salir de aquí... —Gamal murmuró, medio loco.
Leticia extendió su mano manchada de sangre hacia su espalda y sacó la cinta.
Su suave cabello rubio caía por sus finas mejillas blancas, y había sangre roja en sus mejillas y su cabello.
—Tú ... con tu lengua ... dijiste que pondrías a mi madre en el infierno ...
Gamal, quien había estado evadiendo impuestos en más de la mitad de las ocasiones y contrató de forma fraudulenta a sus sobrinos, seria despedido de la Iglesia dos años después. Leticia solo lo sacó un poco antes.
Gamal, quien ha evadido impuestos en repetidas ocasiones y contrató ilegalmente a su sobrino, es despedido de la denominación dos años después. Leticia solo lo sacó un poco antes.
—... Mi, ¡mi daga! —Gamal se dio cuenta tarde.
¿Por qué Leticia envío fuera su escolta y trato de estar sola?
¿Por qué se apuñaló en el estómago con su daga?
Gamal, que había descubierto la situación, recogió la daga que cayó con sus manos temblorosas.
La sangre estaba en sus manos arrugadas, pero estaba tan confundido que no lo sabía.
—Oye, tienes que ocultarla. ¡La que lo hizo fuiste tú, no yo! ¡Te lastimaste tú sola perra loca...! —Gamal gritó con el rostro ensangrentado.
Fue cuando.
Gamal volvió la cabeza lentamente cuando sintió una mirada espeluznante.
«¡Bum!»
La puerta se abrió rudamente y los caballeros del duque se pararon.
—El único sacerdote que no teme a la Princesa de Maner...
De pie frente a los caballeros, Faber apretó los dientes. El maldito sacerdote había tenido un accidente.
~ Hace poco tiempo. ~
Después de más de dos horas de espera fuera de la puerta, Faber, se molestó por esperar durante tanto tiempo.
De modo que salió del vestíbulo donde estaba el salón y se dirigió a la puerta principal.
Allí, hizo una pequeña broma con su colega y fumó un cigarro, lo cual era posible porque rara vez un miembro de la familia entraba o salía del castillo.
Para cuando fumó más de tres, de repente sonó una débil señal.
Cuando más de tres fueron quemados, sonó una señal débil y repentina.
«Click. Click. Click. Click. Click. Click. Click. Click. Click. Click.»
Fue una señal del reloj que le dio a Leticia.
Una vez que se gira el dispositivo de resorte, se escucha la señal. Luego de que la señal sonó diez veces, Faber corrió por el pasillo como loco.
—¡Maldita sea! ¡señorita!
Los otros caballeros, que sintieron la gravedad de la situación cuando Faber gritó como un loco, lo siguieron.
Faber, quien había maldecido, abrió la puerta rápidamente, y él y otros caballeros se encontraron con Leticia, quien estaba sangrando en el suelo.
El siguiente que vieron fue Gamal, que permanecía parado allí, sosteniendo una daga ensangrentada.
Faber corrió directamente hacia Leticia quien permanecía en el suelo.
—¡Llamen a un terapeuta! ¡No, debemos detener el sangrado! ¡Busquen al médico primero!
Mientras Faber gritaba, los caballeros del Duque se acercaron a Gamal ya que todas las circunstancias apuntaban al Sacerdote como el culpable.
Aunque fuera una hija ilegítima, Leticia era la única Princesa de Maner.
Sin embargo, la Princesa estaba sangrando y Gamal sostenía una daga que parecía ser una herramienta del crimen.
A diferencia de Leticia, cuyo cabello estaba despeinado y manchado de sangre, Gamal estaba perfectamente vestido.
En esta situación, no había nadie que escuchara la verdad de Gamal.
—¡Atrapen a ese bastardo!
Cuando uno de los caballeros gritó, los caballeros corrieron y sujetaron a Gamal.
Gamal, que ignoraba en secreto a los caballeros del Duque como un Sacerdote de alto rango, fue capturado sin hacer ruido.
—Yo, yo no lo hice. ¡Yo no lo hice! ¡Es perra lo hizo...!
—¡Cierra la boca, bastardo!
Mientras Faber sudaba y presionaba la herida de Leticia, uno de los caballeros le dio un codazo en la boca a Gamal.
«¡Uf!»
Algunos de los dientes del sacerdote se salieron a causa del fuerte golpe, pero nadie se preocupó.
—Huh. Hmm. Yo, eh, Yani.
Cuando a Gamal se le cayeron los dientes, pronunció algo torpemente y un caballero de cabello gris lo golpeó en la mejilla una docena de veces.
«¡Tak!»
—¡Cállate, bastardo! No puedes decir nada incluso si te ejecutan.
Ninguno de los caballeros habló, pero todos sabían que no habían escoltado adecuadamente a la Princesa.
Era diferente al hecho de que Leticia fuera abofeteada decenas de veces por su abuelo y los caballeros lo toleraran.
La princesa resultó herida hasta el punto en que su vida estaba en peligro, y como resultado, era responsabilidad de los caballeros.
—... Si el Duque se entera, nos sacará los ojos y nos los hará masticar.
El resto de los caballeros discrepaban del murmullo que pronunció el caballero de cabello gris.
Si solo les sacaban los globos oculares sería un resultado benévolo. Las extremidades de los caballeros serían cortadas y se las darían de comer a los lobos criados por Maner.
Faber, que apenas había completado los primeros auxilios en Leticia, se puso de pie con un sudor frío.
Se lavó las manos varias veces, pero estaba cubierto de sangre. Depues de dejar a Leticia con el médico que había llegado tarde se acercó a Gamal con pasos tambaleantes.
—Te darás cuenta de lo que hiciste.
El Patriarca de Maner, el Duque Gaian, era un hombre cruel.
El no estar interesado en su hija era un problema completamente diferente al hecho de que la Princesa estuviera entre la vida y la muerte.
El ataque a la Princesa fue un ataque a contra el propio Maner, y era grave que el Sacerdote intentara lastimarla incluso si era una princesa de medio tiempo.
El interés que nunca se le había prestado antes y los ojos que nunca la habían observado volverían a dirigirse a la Princesa.
No había forma de que él como dueño de Maner, dejara ir a Gamal quien amenazó y dejo entre la vida y la muerte a la Princesa.
Además, los caballeros que no lograron proteger a la Princesa de la amenaza de un forastero.
—Hah, hah. Sal, salva...
Escuchó una voz lúgubre a través de los sollozos de Gamal.
—Has tocado la sangre de tu Señor. En ese momento, no tiene sentido ser miembro de la Iglesia Central o un Sacerdote de alto rango.
Faber se tragó una carcajada, agarró la barbilla de Gamal e hizo contacto visual.
—No te sentirás solo, porque si un lobo te come vivo, entonces será nuestro turno.
Ninguno de los caballeros refutó las palabras de Faber. Estuvieron de acuerdo implícitamente.
El Patriarca de Maner, el Duque Gaian, era un claro maestro de la recompensa y el castigo.
Sabía que las escoltas de Leticia eran negligentes, pero el Duque no señaló.
El duque lo había dejado pasar todo ese tiempo porque no había ninguna amenaza para la Princesa.
Pero hoy no.
Miraron a Leticia, que había caído, con una mirada expectante.
Afortunadamente, escucharon del médico que no había ningún peligro con su vida, pero nadie se sintió aliviado. Fue porque tenían que asumir la responsabilidad de no cuidar a la Princesa.
Ahora, los caballeros se dieron cuenta de que Leticia era del linaje de Maner y era la dueña a la que tenían que servir.
—Necesita descansar unos 15 días para recuperarse.
Fue después de este marco que Leticia recobró el sentido.
Cuando abrió los ojos, estaba en la cama y el olor de una medicina punzante le rozó la nariz.
La herida le dolía, pero como de costumbre Leticia soportó el dolor, en lugar de expresarlo. Luego miró al joven que hablaba.
Al principio no se dio cuenta de inmediato de quién era el hombre, entonces la cabeza le dolió fuertemente y algunos fragmentos de recuerdos le llegaron a la mente.
“Glantz”.
Era un médico competente, un plebeyo de veintitantos años, y era una persona que tenía tan buenas habilidades que recibió la confianza de su padre.
Glantz era el médico en jefe del Duque Gaian y ahora estaba en la mansión porque estaba a cargo de examinar al Duque predecesor.
“Aunque Glantz era un plebeyo, mi abuelo quería ser examinado por él”.
Por lo que recordaba, el médico tenía un fuerte deseo de ser reconocido.
Glantz, que la saludó con una mano en el pecho, abrió la boca.
—En el futuro, las criadas te atenderán sin ningún inconveniente.
Mientras gesticulaba, Leticia desvió la mirada y vio a Kara inclinando la cabeza, con las manos juntas y junto a ella había otras criadas a las que apenas podía verles la cara.
—Hay caballeros esperando fuera de la puerta, así que nunca más volverás a tener problemas...
—¿Han aumentado el número de escoltas?
—Sí, señorita, uno de ellos parecía ser insuficiente, así que puse cinco.
—¿Tantos? —Leticia preguntó con una cara reacia.
Cinco no eran un gran número como la escolta de la Princesa, pero Leticia, que acaba de despertar, no pensó en eso.
“Sólo después de convertirme en la sucesora me dieron cinco escoltas de élite”.
Glantz asintió, pensando que Leticia estaba sorprendida, y dijo con cautela:
—Faber, que era el escolta, y todos los caballeros que custodiaban el castillo ese día fueron aislados. Oh, Faber estaba en la escolta de la señorita…
—Lo sé, ¿lo despidieron?
—Sí, señorita. En el momento de la redada, se dijo que el escolta no estaba en la habitación. Estamos investigando para ver si tenía algún tipo de trato con el Sacerdote Gamal.
—¿Qué pasó con el Sacerdote?
—Está en una mazmorra. Ha estado rogando que lo comuniquemos con la Iglesia Central, y ahora está en un estado de… bueno, está en un montón de problemas.
Glantz, que casi dijo que lo golpearon, se frotó el pecho y se tragó el aliento.
Traducción: TeSa ^^
Corrección: TeSa ^^
Raw hunter: TeSa ^^
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