07 Nov

Capítulo 8


Rossite era la reencarnación correcta, ella nunca mintió ni engañó, nadie tenía derecho a acosarla.

"De todos modos, me iré pronto por lo que ya no tengo miedo". 

Rossite miró directamente a los ojos de la doncella, la doncella se estremeció.

– ¿Uh, qué? ¿Estás enojada o algo así?

– ¿Sabes que salvé al Duque Luciaden con mi poder de implementación y todavía me tratas como una estafadora? 

– ¡Deline dijo que todo era un truco!

– ¿Tiene alguna evidencia de que engañe?

– ¡Bueno eso es…!

– ¿Y si fuera la hija de Su Majestad el Emperador, qué harías? ¿Crees que te perdonaré?

En ese momento, la doncella recordó a Rossite, quien le dio el peor castigo a Ella. Aterrorizada, se echó hacia atrás y dio un paso tambaleante.

– Viniste a darme ropa, ¿no? Si has terminado, vete. 

Rossite tomó la ropa de la doncella y cerró de golpe la puerta de la habitación. La doncella que estaba en la puerta aturdida, recuperó el sentido. 

"¿Qué le pasa?"

Honestamente, Rossite le asustó. Pero no quería admitirlo, hacerlo dañaría su orgullo.

– ¡Eso es…!

La doncella volvió a mirar a la puerta sin motivo.

– ¿Qué estás haciendo?

La pelea con su conciencia no duró mucho.

– Sal de aquí.

Identino, que miraba fingiendo no saberlo, ordenó con frialdad. El cabello de la doncella parecía levantarse y corrió aterrorizada. 

La mirada de Identino, aguda como un cristal roto, se suavizó como una mentira en el momento en que la doncella desapareció.

"Hay mucho más de lo que pensaba". 

Cuando recordó a Rossite, que había estado molestando a la doncella con vagas palabras, una sonrisa adorno los labios de Identino. 

"Primero tendré que lavarme". 

Identino se puso de pie. 

Mientras tanto en el dormitorio Rossite admiraba. La ropa nueva que le fue dada era muy brillante. Era un Schmidt blanco y la sensación al tocar la piel se parecía a la crema.

"Es tan diferente a la ropa que solía usar, toda mi ropa estaba tan desgastada". 

Rossite se sentía extraña por el hecho de tener que volver a su habitación de portería en el sótano con un vestido tan lindo.

– Su Excelencia, tengo que volver ahora. 

Los ojos de Rossite se abrieron de par en par cuando salió al salón. El salón estaba vacío.

– ¿Dónde estará?

Rossite se sentó en el sofá del salón.

"Esperaré hasta que vuelva, tendré que darle las gracias e irme, y esta ropa…" 

Rossite miró fijamente al Schmidt blanco.

"Si Deline la ve, la destrozará."

Enterró su rostro en la falda de Schmidt. 

"Me la dio el Duque Luciaden. No quiero que la rompa". 

Después de un rato, se acurrucó en el sofá. De repente, después de pasar por muchas cosas, el cansancio llegó como una ola.

"Quedémonos así por un momento, solo por un momento…" 

Rossité bostezo y cerró los ojos.


                                            

β…β”€β”€β”€β”€β”€β”€β”€βœ§βœ¦βœ§β”€β”€β”€β”€β”€β”€β”€β…


Un techo en relieve con lujoso papel tapiz rojo y ángeles bebés. La espaciosa habitación, con dulce fragancia, era la habitación de Carina.

Hubo un fuerte grito que no coincidía con la elegante habitación.

– ¿Por qué no me dijiste que era una Princesa? 

– Por favor cálmate, Carina...

– ¡Cómo puedo calmarme! ¡No habría vivido un solo día en un rincón como este si hubiera sabido que era una Princesa!

«¡Bang!» 

Carina apartó a Deline con fuerza. Deline rodó por el suelo. 

El Duque Humphrey suspiró profundamente mientras miraba la escena.

"Llamar a Diwal, el mejor territorio de Occidente, un rincón de pueblo". 

Fue ridículo.

La capacidad de Deline para envolver a una niña como una joven humilde y tierna debería ser considerada extraordinaria.

– Ca-Carina. Esto es demasiado. 

Deline, que rodó por el suelo, expresó su pena. Lejos de lamentarlo, Carina solo la miró.

– Es cierto, Deline, ¿por qué dijiste eso frente al Duque Luciaden?

El Duque Humphrey chasqueo la lengua. Mientras se levantaba, Deline respondió:

– ¿Entonces debería mantener los ojos abiertos y observar cómo Rossite ocupa el lugar de Carina?

– ¡Te dije que me ocuparía de todo!

– Dijiste que lo harías por tu cuenta, pero Rossite no murió. En lugar de morir, ira a la eclíptica con Su Excelencia Luciaden, en verdad... Si no fuera por mí, tal vez ustedes dos se hubieran muerto

Carina negó con la cabeza horrorizada ante el comentario.

– ¡Solo debes saber que has hecho las cosas difíciles!

El Duque Humphrey apretó los dientes, pero ni Deline ni Carina estaban asustadas.

– ¿Qué te preocupa? – Dijo Carina con un tono burlón.

– ¿Qué?

– Dices que Carina es una Princesa, así que, ¿qué te preocupa? Carina es importante. 

Carina, con un rostro deslumbrante, le dijo al Duque Humphrey.

El Duque Humphrey estaba tan avergonzado que no se enojó. Deline parecía complacida con la actitud de Carina.

                                           

β…β”€β”€β”€β”€β”€β”€β”€βœ§βœ¦βœ§β”€β”€β”€β”€β”€β”€β”€β…


Rossite abrió los ojos en la cálida cama y parecía aún soñar porque se sentía flotar en las nubes.

En verdad creía que era un sueño, pero no fue así. 

– ¿Ah...?

Rossite se despertó con gran sorpresa. Era un dormitorio extraño que nunca había visto antes.

Cuando miró de nuevo, le resultó un poco familiar. Ayer cuando se cambió de ropa...

Era el dormitorio del Duque Identino.

– ¡Keah!

Rossite saltó de la cama como si estuviera quemándose.

– Oh, mi, mi, yo... ¡Dor-dormi en la cama de Su Excelencia… !

Rossite había estado recordando lo que pasó anoche, lo último fue que había estado esperando en el salón para agradecer al Duque Identino.

Estaba esperando... y se quedó dormida.

"¡Oh Dios mío!"

Dormir en el salón ya es un gran problema, pero ahora incluso despertarse en su cama… 

Aunque, Identino no estaba en el dormitorio.

"No me trajo al dormitorio, ¿verdad?"

No importa lo bien que esté Identino con Rossite, lo que hizo, fue más allá de lo debido. 

Rossite abrió la puerta del dormitorio, esperando que no estuviera siendo terriblemente grosera con él.

"Por favor, por favor…"

La luz del sol de la mañana entraba a raudales por la gran ventana de la sala de estar. En medio de la luz del sol, un hombre hermoso como una pintura estaba acostado en el sofá dormido.

– Pobre de mí...

Las piernas de Rossite desistieron y colapsaron.

"Robe el dormitorio de su excelencia". 

No importa cuántas veces Identino se durmiera él mismo en el sofá, lo relevante, fue que ella misma provocó que sucediera.

Rossite apenas se volvió a levantar y se tambaleó hacia Identino. 

La luz dorada brillaba en las largas pestañas de Identino, la suavidad de sus rostro, y los labios que parecían tan suaves no eran humanos. La armonía era perfecta.

– ¿Su Excelencia?

Rossite lo llamó con cuidado. Pero fue tan cautelosa que no fue lo suficientemente fuerte como para despertarlo de su sueño.

"¿Qué hago? ¿Despertarlo y decirle que duerma en su cama?

¿No sería más irrespetuoso despertarlo con el tema de haberle quitado su dormitorio?"

Rossite se arrodilló frete a el sofá donde dormía Identino. Significaba reflexión.

"Rogar su perdón por supuesto, así que despierte. En verdad quiero rogar perdón, pero...  está durmiendo muy bien".

Rossite suspiró profundamente. Luego miró el rostro de Identino.

"Es tan hermoso. Es como un Elfo viviendo en un bosque verde".

( lastima que no salga en la portada ;u)

Habiendo tomado el dore de una persona tan maravillosa, Rossite se sentía una persona realmente mala por lo que se alejó un poco para inclinar la cabeza.

"¿Hmm?"

Identino, que había estado profundamente dormido, abrió los ojos al agradable aroma que penetraba por su nariz. Era como el aroma de las flores de la hierba que florecen en un campo despejado, y era como el aroma de un pañuelo seco al sol en un día agradable.

"Se siente bien…"

Sonrió casualmente y vio una tierna imagen. Era una linda cabellera rubia.

"¿Señorita Rossite? ¿Qué estás haciendo aquí?"

Identino se incorporó lentamente. Rossite estaba arrodillada y bajando la cabeza como un niño castigado.

"¿Por qué… no me digas?"

Había una sonrisa en los labios de Identino.

– ¿Qué estás haciendo aquí? 

La voz de Identino hizo que Rossite levantara la cabeza con asombro. En ese momento, Identino agarró a Rossite por los hombros y la levantó. Luego la sentó a su lado.

– ¡Oh, he pecado, lo siento

– ¿Qué?

– Tomé el dormitorio de Su Excelencia. 

– No lo tomaste, te lo di. 

– ¡Entonces, lo hice ceder! 

– Soy un hombre subjetivo. No importa quién haga concesiones, simplemente no cederé. Le entregué el dormitorio a la señorita Rossite porque quería hacerlo. 

– ...¿Por qué? – Rossite preguntó con debilidad.

– Porque quería hacerlo. 

La respuesta de Identino fue concisa.

"Creí que era porque te salvé o porque podría ser la hija del Emperador, pero tú… ¿Solo querías hacerlo?"

Rossite no pudo entender la respuesta.

– Así que no te arrodilles frente a mí, aunque es lindo, pero me siento incómodo. 

– Lo siento. 

– No dije que te disculparas. 

Identino miró a Rossite con la cabeza gacha. Las mejillas de Rossite, recién levantada, parecían inusualmente cálidas.

– La Señorita Rossite es una persona que está acostumbrada a disculparse. 

– Porque siempre me regañan. 

– Me parece que te regañan injustamente. 

– ¿Cómo pudo saberlo? – Rossite abrió los ojos como un conejo y miró a Identino. 

Su rostro se llenó de la alegría de encontrarse con alguien que conoce a Dios.

"Es realmente linda". 

Identino plasmó una sonrisa en su rostro.

– Lo sé cuando lo veo. 

– Qué alivio. Incluso una persona lo sabe. 

– Discúlpate solo por las cosas que valga la pena disculparse en el futuro. No te disculpes por nada que no hayas hecho mal. 

– Pero si no me disculpo, estaré en un gran problema. 

– ¿Como ayer?

Cuando recordó haberse caído en la lavandería, el rostro de Rossite se volvió aterrorizado y oscuro.

– Si… 

– No sucederá en el futuro.


Traducción: Atsu

Corrección: Areum M


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