Fuera de la ventana, caía nieve blanca.
– Es nieve, hará frío esta noche. – Identino dijo con ansiedad.
Pero Rossite se acercó a la ventana con entusiasmo.
– La nieve es hermosa aquí también.
Rossite apoyó el brazo en la ventana y bajó la vista. Identino se acercó con una lámpara mágica, la nieve de la noche brillaba más románticamente.
– Cuando estaba en el ducado de Humphrey, tenía miedo a los días con nieve. Todas las mañanas debía levantarme temprano y barrer la. Si la Señorita Carina se llegaba a torcer el pie con el hielo, estaría en un gran problema y sería golpeada. Hacía tanto frío que mis pantorrillas ardían.
Identino se sorprendió.
– Odiaba la nieve por las mañanas porque tenía que lavar los platos y lavar la ropa en agua helada, además debía recoger la leña de las ramas frías por la tarde. Era como un pequeño monstruo blanco al finalizar el día.
La nieve blanca se esparció en el aire suavemente y la oscuridad la acompaña mientras escuchaba la historia de Rossite.
– Pero, la nieve que veo aquí es tan hermosa. Solo mirarla me hace sentir reconfortada.
Identino miró en silencio a los ojos de Rossite, que parecían estar soñando.
"Estaba por decirle que se alejara de la ventana porque podría resfriarse".
Identino no puedo decirlo ya que veía la felicidad de Rossite.
En cambio, levantó la mano para hacer flotar esferas mágicas amarillas sobre Rossite. Un calor cálido fluyó de las esferas mágicas, calentando su cuerpo.
– Acabo de recordar algo que necesitaba.
Como si se estuviera quedando dormida, dijo Rossite con voz débil.
– Dilo, te lo traeré.
– Yo... necesito – Rossite miró a Identino y sonrió. – Pan de pescado.
– ¡Eso no se puede hacer!
El Conde Aaron Brad alzó la voz.
– Fue demasiado darle un Palacio. Ahora quiere que le de un sirviente. No es posible.
Fue secretario directo del Emperador Maximiliano y también estuvo a cargo de la oficina Imperial.
– Dado que Rossite es una reencarnación, se merece ese trato – Dijo Identino.
– Uff – El Conde Brad suspiró.
– ¿Te refieres a la Señorita Rossite? ¿Ya te has alineado con élla?
– El Conde Brad es muy educado. No es el tipo de persona que insulta, modere sus palabras.
– No, Duque Luciaden. ¿Qué te pasa? ¿Por qué te preocupas por ella?, cuando ya está aquí la Princesa Carina, que tanto hemos buscado.
Aaron Brad estaba de mal humor.
En una reunión en la que solo estaban presentes los colaboradores más cercanos del Emperador Maximiliano, desde la mañana escuchó la voz dirigida de Identino sobre la obra de Rossite.
Como el Palacio de Shira ni siquiera tiene una manta de calidad, Identino pidió un equipo decente para un cuidado adecuado.
"No puedo soportar más esto".
El Conde no podía creer que una propuesta de servicios fuera lo que el Duque pedía.
– ¿Por qué trataríamos bien a la niña que se está queriendo apoderar del lugar de la Princesa Carina?
El Conde Brad estaba lleno de quejas.
"Además, el Duque Luciaden le salvó la vida una vez gracias a la Emperatriz Beatrice sacándola de ser doncella. Rossite ¿Es porque la niña tiene una cara tierna y bonita? Realmente devuelves la gracia como enemigo".
El Conde Brad recordó el rostro de Rossite.
"Es una doncella que debió venir de una cualquiera, pero la trata como una muñeca de cristal".
Pero no fue solo eso. Aunque la joven no debió haber aprendido nada, Rossite tenía una extraña elegancia. Como si fuera una verdadera Princesa. Los nobles que vieron a Carina y Rossite hablaron sobre Rossite la cual parecía un talento nato.
Por eso Deline maldijo a Rossite. El trabajo del Duque Humphrey debería haber llamado aún más la atención hacia la princesa Carina.
El Conde Brad era profundamente leal al Emperador Maximiliano y la Emperatriz Beatriz. La lealtad sin esa medida ahora estaba dirigida hacia Carina.
– No es posible de todos modos. Esto es absolutamente...
– Haz lo que pidió el Duque Luciaden – Dijo el Emperador Maximiliano.
– ¿Que? Su Majestad, usted…
– ¿Están tus oídos peor ahora? Dale a Rossite un sirviente. Presta más atención a su cama, comida y ropa.
– ....
El Conde Brad se sintió avergonzado.
"No, ¿por qué Su Majestad está haciendo esto?"
"Podría cuidar mejor de la Princesa Carina, con la que acaba de reunirse. Pero ¿le importa más la doncella Rossite?"
Identino, quien salió primero de la sala de conferencias, dijo que estaba ocupado, y se dirigió apresuradamente hacia Delon.
Fue para conseguir los artículos que Rossite dijo que necesitaba.
"Harina de trigo y sal, bicarbonato de sodio, azúcar, aceite y frijoles rojos".
Al principio Rossite quería hacer pan y comérselo.
– Los criados pueden hacer el tipo de pan que desees.
– No pueden hacer el pan que quiero.
Dijo Rossite.
"Si todo lo demás es así, ¿por qué me pidió que consiga los frijoles rojos?"
Los frijoles rojos eran un alimento que la gente no comía bien debido a su espeso sabor dulce.
Era sabido que no se puede hacer un pan delicioso con eso.
"Porque me lo pidió, debería esforzarme mucho para conseguirlo".
Debido a la baja demanda de frijoles rojos, había muy pocos lugares para tratar, pero Identino estaba dispuesto a encontrar de alguna manera lo que Rossite quería, esta noche.
Su caballo cruzó rápidamente la calle.
Una vez terminada la reunión, el Conde Brad abandonó la sala de conferencias.
Lo había esperado durante tantos años. El Emperador, el Príncipe Heredero y la Princesa se reúnen para recrear la armoniosa familia.
"Cuando la Emperatriz Beatrice estaba allí, Su Majestad era muy feliz".
Sin embargo, tanto el Emperador Maximiliano como el príncipe Damian hicieron que Carina se sintiera incómoda.
"Lo siento mucho por la Princesa Carina".
Y el resentimiento se volvió hacia Rossite.
"No podemos perder los recursos y el poder administrativo que necesitamos para la Princesa Carina".
Después de que el Conde Brad caminara por el pasillo, una sombra estaba atrapada detrás de él.
– Señor, Conde Brad.
– ¡Deline!
El Conde Brad miró hacia atrás. Deline, que se había teñido los labios de rojo, le recibió con un hechizante saludo.
Deline vivía en el lujo como niñera de Carina.
– ¿Qué está pasando? No te ves tan bien.
– Ugh. Ni siquiera lo menciones. Su Majestad el Emperador está diciendo que nombre un sirviente personal para la Señorita Rossite.
– ¿Un sirviente? Parece que no sólo sedujo a Su Excelencia, el Duque Luciaden.
– Si, es una joven muy astuta.
– Me preocupa que si dejo a esa niña así, le haré algún daño a la Princesa Carina – Deline, fingiendo estar triste.
– Necesitamos educarla firmemente en este momento.
– ¿Tienes alguna buena idea?
– Los sirvientes. Enviale a la gente que yo elija.
Deline sonrió insidiosamente.
Una sala de conferencias tranquila en la que todos se habían retirado.
El Emperador Maximiliano miró por la ventana larga. Estaba nevando.
"Es solitario".
"Pensé que si encontraba a mi hija menor, mi corazón vacío se llenaría, pero se siente incluso más solitario".
-¡Maximiliano!
Se escucharon alucinaciones en el jardín donde se amontonaba la nieve. Beatrice corrió por el jardín y lo saludó. Maximiliano se limitó a señalar a Beatrice, sabiendo que era un recuerdo falso creado por el anhelo.
Beatrice agarró su falda y saltó sobre la nieve.
– Beatrice, tus faldas están todas mojadas.
– ¿Qué tal si? ¡Maximiliano! ¿Te gustaría salir y tomar algo?
Beatrice sonrió ampliamente. La sonriente Beatrice se derritió sobre la nieve y desapareció.
– Uff...
El Emperador Maximiliano abandonó la sala de conferencias con un profundo suspiro.
Sus pasos se dirigieron al Palacio Imperial. Aunque todavía era una hija incómoda, se preguntó si su anhelo por Beatrice desaparecería cuando la viera.
– ¡Padre!
Al entrar en el palacio, Carina corrió hacia él. Carina volvió a aferrarse a los brazos de Maximiliano, a pesar de que él se lo había advertido.
"Ahora estoy cansado para darle una advertencia".
– Padre, nos saludamos por la mañana. ¿Qué te pasó? ¿Querías ver a Carina?
– Nevó y me acordé de ti.
– ¿Te preocupaba que Carina pudiera tener frío? Jeje, lo sabía, así que no me moví de la habitación.
– ¿Sin jugar en la nieve?
– Hace demasiado frío. Si por casualidad me mojara, mi vestido caro se estropeara. Además es un juego de los niños de la calle con un estatus bajo – Dijo Carina.
El rostro del Emperador Maximiliano se ensombreció.
– De cualquier forma padre, entra. Te daré té caliente.
–No, solo vine a ver si estabas bien. Me iré ahora.
– ¿Qué?, pero...
– Me voy.
El Emperador Maximiliano abandonó el Palacio Imperial sin mirar atrás.
"Carina ciertamente no se parece a Beatrice".
El Emperador Maximiliano se sintió más solo que nunca y caminó sin rumbo fijo. Caminando mientras su corazón lo guiaba y su cuerpo se movía, ya se había acercado al Palacio Shira.
– ¡Tan lindo!
Rossite saltó sobre la nieve llana. Le encantaba la sensación de la nieve cayendo bajo sus pies. La parte inferior de la falda podría estar mojada pero no le importaba.
– ¡Señorita Rossite! ¿Qué está haciendo?
Rossite, que estaba jugando salvajemente, se detuvo sorprendida por la voz aguda que se escuchó de alguna parte.
Dos mujeres vestidas de doncellas imperiales entraron al Palacio.
– ¿Quienes son ustedes?
– Mi nombre es Ruby y ella es Tina, a partir de hoy somos asignadas como sirvientes del Palacio Shira.
– Encantada de conocerte. Encantada de conocerte.
Rossite fue la primera en tender la mano. Ruby y Tina rechazaron la solicitud de Rossite de un apretón de manos con un rostro rígido.
"Tan frío".
Rossite levantó la mano con un rostro de vergüenza.
– He limpiado alacio, así que no habrá mucho que hacer.
– Es natural que Rossite deba limpiar.
Ruby dijo sin rodeos. Entonces Tina continuo:
– Me han dado órdenes, pero es mejor que no pienses en ser tratada. Servimos a la familia real y a la nobleza, no servimos a una farsante no identificada.
Rossite se quedó estupefacta por las palabras.
– No soy una farsante. Fui reconocida oficialmente en el Templo.
– Hmph. Hay un rumor en el Palacio de que es falso, así que no intentes salirte con la tuya.
"¿Los rumores han salido?"
Rossite sintió una sensación de dejavu.
Era lo mismo que cuando vivía en el ducado de Humphrey.
También es probable que Deline haya incriminado a Rossite al igual que antes.
"No cambias incluso cuando vienes de la ecliptica".
Salió un suspiro.
"¿Por qué siguen sobre mí a pesar de que Carina se convirtió en la Princesa?"
No pudo entender.
– Tengo sed, pero ¿dónde está la cocina? – Preguntó Ruby.
– La cocina está ahí. Debes hervir el agua para beberla porque venía del pozo congelado. Yo recogí la leña así que toma un poco.
– ¿Qué diablos? ¿Eres tan inútil que no preparaste agua?
Ruby se enojó.
– Ni siquiera has barrido la nieve. Si vives en el Palacio Imperial cuando tienes un estatus bajo, al menos sé diligente.
Tina también se quejó.
– Deje la nieve como esta. Me gusta mucho.
– Quédate quieta. Nosotros nos encargaremos de eso.
El pequeño puño de Rossite se apretó.
– El Palacio Shira es mi Palacio…
– ¿Qué?
– Este es mi Palacio así que haré lo que me plazca.
Traducción: Atsu
Corrección: Areum M
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